En octubre del año 2007, durante la celebración del 6to
Congreso Dominico-Puertorriqueño de Psicología, realizado en Santo Domingo,
tuve el privilegio de compartir el escenario con Virginia Vallejo y Raisa
Evangeline Caamaño y presentar uno de nuestros más épicos informes de
investigación: ¿Quién se comió mi prueba? Falsos positivos y el casodel 16FP de Cattell. Con este estudio iniciamos formalmente nuestro proceso
de crítica del ejercicio de la psicología en nuestro país, exigiendo que el
mismo tuviera un carácter científico y estuviera basado en la evidencia.
El propósito del estudio era determinar si el 16FP contaba con suficientes niveles de validez y de fiabilidad para ser utilizado en la población dominicana. Para determinar la validez de constructo se decidió realizar un análisis factorial con el cual se esperaba identificar los 16 factores descritos por Cattell, utilizando el método de extracción de análisis de componentes principales. Para determinar la fiabilidad se realizó la estimación del coeficiente de fiabilidad alfa de Cronbach.
Las pruebas de fiabilidad y validez se realizaron para tres poblaciones distintas. La primera población, constituida por 164 personas, estuvo conformada por los aspirantes a cadetes, para el año 2003, en la Academia Militar Batalla de las Carreras (AMBC). La segunda población estuvo también constituida por aspirantes a la AMBC (N = 71), pero correspondían al año 2004. La tercera población estuvo constituida por los aspirantes a encuestadores para la Oficina Nacional de Estadística (ONE; N = 75), quienes trabajarían en el año 2005 con la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR-2005). Para los tres grupos se utilizó la forma C del 16FP como herramienta de selección de los candidatos.
Nuestras conclusiones estuvieron en concordancia con la impresión generalizada de algunos profesionales de la psicología, así como de otras áreas profesionales. Encontramos que la forma C del 16FP no presentaba evidencias de validez y de fiabilidad. Los resultados alcanzados en las estimaciones del coeficiente de fiabilidad eran inaceptables, comprometiendo así toda la utilidad del instrumento. Nuestra discusión fue amplia y profunda, la cual cerramos con la siguiente serie de recomendaciones para toda la clase profesional.
- Actualizar periódicamente los instrumentos, confirmando sus propiedades psicométricas.
- Asegurar que los instrumentos cuenten con instrucciones claras y precisas.
- Asegurar que las informaciones sobre las muestras normativas se mantengan actualizadas y con suficiente descripción que permita asegurar que la persona evaluada corresponde a esa muestra normativa.
- Establecer mecanismos de supervisión, control y sanción para que el Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI) pueda vigilar el cumplimiento de los estándares éticos, especialmente en lo que se refiere a la evaluación psicológica.
- Establecer mecanismos para controlar la distribución y uso del material psicométrico.
Si bien pueden descargar el artículo completo en esta dirección https://drive.google.com/open?id=0BxkEaFzcQQm4Wk4zc25VakVXQXc&authuser=0, creo importante cerrar este brief report con las mismas palabras con que cerramos el artículo:
El CODOPSI tiene un importante rol que jugar en asegurar que las acciones y decisiones tomadas por psicólogos, y a partir de la psicología, no causen daño, mal información, confusión ni perjuicio a las personas. Como hemos dicho antes, es un deber ético utilizar, únicamente, instrumentos para los cuales su validez, confiabilidad y tipificación han sido establecidas para ser utilizados con miembros de la población dominicana (APA, 2002; CODOPSI, 2002) y el no cumplimiento de esto constituye una falta grave, tanto de parte de los que comercializan estos instrumentos como de quienes los utilizan.
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